Tuesday, July 31, 2007


Este artículo fue escrito más o menos hace un año y como todas nuestras cuestiones siempre tienen vigencia. Toma relevancia porque por enésima vez los monstruos fantasmales salen de su guarida y pretenden adueñarse del peronismo, por supuesto pasando por arriba a su único heredero.
Hoy el presidente acusa a ciertos financistas de impulsar la bicicleta financiera, los medios, bien gracias y algunos se burlan, a nosotros se nos representa una mañana de junio del 74, cuando el Presidente nos decía por la cadena que no lo dejaban gobernar, ayer la futura Presidenta, dice en el discurso en España, debemos reafirmar el Modelo de acumulación, pero con atención a lo social, nos sonaba a uno de los tres postulados, entonces quienes son los que se pueden poner el uniforme.
No hay un análisis de ADN para comprobar quienes son , por lo tanto propongo que el que quiera ostentar el escudito, jure cumplir nada mas que con los artículos 38, 39 y 40 de la constitución de 1949
Queridos compañeros hay muy pocas personas con la autoridad del compañero Horacio Casco para opinar sobre el peronismo y su devenir histórico, y no solo por su historia militante o por haber estado tan cerca de nuestro Líder sino porque siempre estuvo del lado de los honestos y eso lo prueba el respeto de un montón de compañeros de lo cual somos testigos. Es uno de los tipos que hay que escuchar para producir el cambio que la sociedad quiere, en especial los jóvenes.
Convoco a todos a leer con atención y a debatir las cuestiones que el plantea. Hay frases que son magistrales y sobre todo una autocrítica de una realidad que a ningún distraído se le puede pasar por alto. Somos parte de un proceso de reciclado constante, negado contenido y con todas las ganas de superarlo. Salvo algunos que por razones de defender privilegios y roscas en proceso de extinción., no escatiman esfuerzos para gatopardear la forma de hacer política.
Que se disfrute.
Hugo Gramajo
LA CRISIS DE LA IDENTIDAD PERONISTA
Se nos murió Perón pero estamos a punto de enterrar al menemismo
Cuando el 1 de Julio de 1974 murió el General Perón pareciera que con el enterramos lo positivo que como peronistas proyectábamos en nuestro líder.
”Peronismo era el de Perón nos encontramos murmurando los nostálgicos”.
Pero lo que es verdad sin dudas es que cuando cerró sus ojos, se acabó la posibilidad de acceder a sus respuestas.
De nada vale recitar las Veinte Verdades, El Proyecto Nacional o repetir sus citas. La realidad ya no es la misma, han pasado 24 años y desde entonces estamos sin “oráculo”.
No tenemos un camino marcado, aunque algunos dicen (en forma peyorativa), que lo único que nos define es la lucha por el poder, por el poder mismo, cosa que no compartimos. Lo que si creemos es que el poder plantea la necesidad de resolver los nuevos problemas que nos presenta el hoy y el peronismo tiene un cacho grande de poder. Pero en esta realidad estamos montados sobre los aciertos y errores del pasado que conforma nuestra historia y nos da identidad. En ese pasado de lucha, que nos muestra como canal por donde pasa lo social y lo nacional, esta la respuesta del porque transitamos el camino de la conquista del poder, ese poder que el peronismo puso siempre al servicio de la gente.
No hay crisis d identidad en la clase de los privilegiados que asumen su condición de representantes del imperialismo norteamericano y los capitales extranjeros(¡¡¡que viejo que suena esto¡¡¡ ¿pero es o no es verdad?. ¿O debemos llamarlo nuevo orden mundial?).
Más allá de los vaivenes de la historia, la identidad de esta clase se reconoce a través del tiempo y esta poblada de rasgos característicos. Desprecio por la voluntad de las mayorías, generadoras de deuda externa (desde el empréstito de la Barinng Brothers), represoras del pueblo (la fusiladora), serviles de sus socios extranjeros, cada calificativo puede ser fundamentado por infinidad de datos que los identifican.
Siempre pesaron en el poder para constituirse en los beneficiarios de todos los gobiernos. El peronismo por el contrario era el espacio desde donde se los resistía masivamente.
Lo llamativo de hoy y que conmueve nuestra identidad es sin dudas que desde que desde un gobierno peronista se ejecutan políticas a su servicio.
Ya nada nos asombra, ni que se vendan las empresas del estado, ni que se pierdan conquistas sociales, ni nada. “La globalización nos decimos”. Pero internamente entendemos que como peronistas, no nacimos para hacernos cargo de la tarea sucia (que a lo mejor sin otra posibilidad alguien tenia que hacer), para mantener en marcha el País, que iba a los caños de la mano de Alfonsin.
Por eso en todos lados encuentro la misma pregunta, ¿Qué es ser peronista hoy entonces?, o ¿existe todavía el peronismo, mas allá del nombre?.
Siendo sinceros podemos decir que ese rol que nos adjudican hoy para cumplir en la globalización, no es el que nos identifica como peronistas y no tenemos ganas de asumirlo “in eternum”. Es por eso que ahora vamos a enterrar al menemismo (la cara mas liberal, el polo mas opuesto a lo social que jamás tuvimos), que llegamos a pensar que nos iba a enterrar a los peronistas. Pero hay un largo camino para andar. Hay que volver a definir que es peronismo hoy y hacia donde vamos.
Buscando una definición de que es peronismo
Podríamos decir que el peronismo es mas que una ideología, es una cultura, todo lo groncho, los negro, el hincha de Boca, el asado o los ravioles del domingo, decía un compañero. También un “sentimiento y una forma de vida.
Su pensamiento tiene como pilares, la soberanía política, la independencia económica y la justicia social.
En realidad esos conceptos pueden resumirse en dos – me aclaraba el mismo- ya que soberanía política implica independencia económica. “Es mas – decía- la bandera que identifica mas claramente al peronismo, es la justicia social, mal que nos pese a los nacionalistas, que como yo privilegiamos la soberanía nacional, por eso puede llegar a resignar las empresas del estado, pero no puede sostener una política con índices de desempleo de dos cifras por mucho mas tiempo”.
Siguiendo ese razonamiento podríamos decir que la globalización como fenómeno mundial empujo al peronismo a realizar concesiones para sobrevivir pero no tanto como para cambiar de calidad. Podemos decir que estamos inmersos en un proceso de transformación y aunque en muchos aspectos orillamos algunos limites, ese proceso de transformación no termino y no nos deja conformes. Los peronistas somos (como me decía este compañero que decía Borges, “incorregibles”). Nos miramos al espejo y por más que no tengamos más remedio que ponernos la pilcha que se vende en el mundo, la de la globalización, nos sentimos disfrazados y volvemos a caer en la tentación de ponernos la pilcha que nos gusta, con la que nos sentimos “nosotros”:
Trabajar para el partido o para el movimiento
Los peronistas pueden decidir moverse (y de hecho la gran mayoría lo hace), en un espacio mas amplio que las Unidades Básicas, cumpliendo otros roles que nada tiene que ver con llenar fichas de afiliación, ni hacer carrera partidaria. Un peronista por el hecho de considerarse tal, tiene permitido disentir e incluso oponerse a Menem Palito a Duhalde o a Montoto (al del dicho y hasta al abogado de Firmenich), e incluso a todos juntos sin perder su calidad de tal, cosa prácticamente imposible en el PJ a riesgo que lo echen a uno.
A un peronista hoy lo pueden echar del PJ, pero nadie puede echarlo del movimiento. Cuando se pretende reducir al peronismo al PJ es para “domesticarlo”. De esta “estructura” partidaria sale la conducción post-Perón. Del movimiento surge la fuerza en donde se puede apoyar el cambio.
Al movimiento podríamos definirlo como una organización de límites difusos, que aglutina a unas cuantas entre las que se encuentra el Partido Justicialista. El movimiento contiene al PJ y hay peronistas dentro del PJ y fuera de el.
Como peronistas hay derechos indiscutidos, entre ellos uno de los más fuertes es el de pertenencia que se vive como algo natural.
-Recuerde en la película Gatica (me decía este compañero), cuando dice, “si yo nunca me metí en política, si yo siempre fui peronista.
El peronismo como partido algunos lo quieren hacer funcionar (me da la impresión), como una empresa mas del mercado, aceitada y ágil, con una racionalidad económica en relación a las políticas que implementa y en cuanto a las relaciones internas de la organización. No quieren que su motor sea una militancia (que no es que no exista sino que esta atomizada), que pueda debatir ideas y cuestionar políticas, sino de operadores políticos rentados, que responden a “sus jefes”.
Pero el peronismo es demasiado grande para encerrarlo en un partido.
La identidad del movimiento es la que expresa la identidad peronista, se materializa a través de su propia estructura (que es la forma que asume una organización en un aquí y ahora concreto), que junta a todas las organizaciones peronistas y a todo lo desorganizado que conforma sus capacidades existentes y que son potencialmente fuerzas para el cambio, que permitirán plantearse propósitos que excedan los sostenidos solo desde el PJ.
Por ese lado parece que se empieza a rumbear. Duhalde lo olfatea cuando pretende incluir a la juventud que según juzga el con acierto esta afuera (¿con que la vamos a atraer –dijo- con la ideología de mercado?). Vuelve a plantear la muerte del modelo, fundamentándola (y esto es lo importante), en que sirve solo a un 20% de beneficiarios.
El movimiento debe buscar organizar todo ese poder inmenso con una racionalidad propia la de la solidaridad en beneficio del conjunto.
“Que asco le queda el traje a Saúl”, comentaba un compañero, “No tuvo otra, el estaba para otra cosa, pero no había espacio, se achico el movimiento, nos mató la globalización, ¿te acordas como era antes?
Como era la estructura del movimiento en la década del 70 y como es hoy
Retomamos, el Movimiento Nacional Peronista es a lo largo de su historia ante todo una organización que nuclea a otras, como el PJ, organizaciones sindicales, barriales, mutuales, etc. Conducir este conglomerado de fuerzas resultó siempre una tarea muy compleja, por la dificultad de hacer coincidir en una estrategia común los diferentes intereses en juego de todas esas orgánicas.
Ya el propio Perón, único conductor indiscutido por muchos años tuvo que soportar el estallido de la contradicción mas importante en la historia del peronismo, la escisión de los Montoneros y la declaración de una guerra interna que imposibilitó el desarrollo de un proyecto nacional, cuyas consecuencias aun hoy estamos pagando como nación.
En una charla con un compañero estaba enumerando todas las organizaciones que Perón decía que conformaban el movimiento en la década del 70 para ver en que ha cambiado hoy. En el listado figuraban muchas pero este compañero me aclaraba que toda esta enumeración la hizo para diluir en el montón la importancia de las verdaderas fuerzas, así nadie se agrandaba, pero en realidad las “fuerzas fuerzas”eran, el sindicalismo, el PJ y sus aliados y los Montoneros.
De movida podemos notar que el movimiento hoy carece de la “cuarta rama” (la juventud que Duhalde ve afuera). No es moco de pavo la perdida de miles de cuadros (murtos o quebrados), quemados en una aventura contrarrevolucionaria. Por otro lado vale la pena recordar la sangría de cuadros sindicales en la represión procecista, el desmantelamiento de las comisiones internas secuestradas y asesinadas con la complicidad de las patronales. Estas ausencias pesan a la hora de analizar la actualización doctrinaria forzada por la globalización y hace mas comprensible el por que del giro cerrado hacia el liberalismo. Es decir, el peronismo ha tenido que cambiar parte de su ideología (sistema de ideas y connotaciones que los hombres disponen para orientar mejor su acción), obligado por la globalización que opero (desde el afuera) como lo instituido de manera determinante, no solo para el peronismo, sino para todos los movimientos de contenido social del mundo. Y por otro lado la profundidad de dichos cambios han sido determinados por la debilidad de las fuerzas del movimiento, quitándole capacidad instituyente de sus propios sistemas de valores e ideas.
Es decir que no podemos impedir la globalización pero si fortalecer el movimiento para operar desde nuestra identidad como fuerza instituyente en este esquema.
Si UD. Comprime un resorte- decía este compañero-se achata mientras lo tenga apretado. Al desaparecer o disminuir las fuerzas que ejercen presión, el resorte vuelve a expandirse. No lo rompieron ni cambio de calidad, sigue siendo resorte. Lo mismo pasa con el sindicalismo (que al decir de Perón era la columna vertebral del movimiento).
Debilitado y todo, pero en un contexto social (no solo nacional sino internacional) que lo va a ir avalando cada vez mas como herramienta para defenderse de la exclusión desde la resistencia (hoy ya existe un consenso social para pelear la flexibilización que hace unos años no existía), va expandiéndose nuevamente y teniendo mas peso en el movimiento. Si montándonos en este fenómeno reorganizamos las fuerzas dispersas dentro del movimiento y trabajamos en el terreno de la idea, partiremos desde otras relaciones de poder para ir piloteando nuestro ingreso en la globalización.
La democracia con todas sus imperfecciones, es como un invernadero donde florecen los grupos que expresan lo popular, sin represión esas fuerzas dispersas que tienen muchos intereses comunes van a tender a sumarse. Hay que buscar una línea de convergencia para que todas esas fuerzas que hoy solo son potencia se traduzcan en poder concreto para encarar la globalización con una racionalidad que no sea exclusivamente económica.
La cara cruel de la globalización abre espacios para pensar de otra manera
Nos dijeron que ir contra la globalización era ir contra la historia, y era verdad. Y nos mostraron la cara bonita, aunque nadie nos aclaró que de la mano de las autopistas, shopins, Internet, adelantos tecnológicos, venían también el desempleo y la marginalidad. Pero así como nosotros nos desayunamos del costo de insertarnos con los pantalones en la mano (como diría nuestro Canciller que ha quedado fijado en la reiteración de metáforas de entregar el orto vaya uno a saber por que), los países ricos que los tenían bien puestos parece están comenzando a darse cuenta de que no todas son rosas. Los desposeídos de África migran a Europa. Los de México a EE.UU. la miseria tampoco puede evitar globalizarse. Y la pobreza también trae de la mano el resentimiento y la violencia. ¿Levantaran murallas como en la antigüedad?.
Reflexionaba un compañero.
Pero ni aún así, porque la exclusión y la división entre los que están adentro y afuera de este sistema se manifiesta dentro de las estructuras sociales de las potencias mundiales con EE.UU. a la cabeza. La propia Iglesia (tan poca utópica de las cuestiones mundanas) retoma el tema de la deuda externa planteando la inmoralidad de pretender lo ya cobrado con creses por los acreedores porquen ven esos cambios.
Entonces los países “dominantes”comienzan en base a esta nueva realidad a repensar la modernidad y la globalización. Aprovechemos y repensémosla nosotros también desde el peronismo.
Resumiendo
El peronismo sigue vivo porque aún no hay una fuerza política que exprese mejor que el, el interés de los trabajadores, los más pobres y los excluidos. La globalización lo ha empujado a ir resignando retazos de su ideología en desmedro incluso de los sectores que representa, pero esto debe verse como un proceso que puede (y debe), ser revertido, en la medida que se vayan recontrayendo las fuerzas que componen la orgánica del movimiento. Acá vale poner como ejemplo los dichos de Lech Walessa, “yo mismo me sorprendí cuando solo le daba como presidente a los trabajadores que presionaban. Debe ser parte de la dinámica del poder”. Esto es posible porque la democracia (que implica la ausencia de represión y el respeto de las mayorías populares), favorece el crecimiento y organización de las expresiones de carácter social-popular.
El peronismo como gran laboratorio de las manifestaciones de este carácter, tiene un nuevo desafió en esta época y es el de insertar el país en la globalización pero basado en otra racionalidad que la exclusivamente económica individualista. Y eso implica crear un espacio con fuerza instituyente(es decir que imponga sus valores a la sociedad), basado en otra racionalidad donde se privilegie lo solidario.
Ese espacio es el movimiento al que nada de lo popular le debe ser ajeno. En el fortalecimiento de ese espacio nos debemos concentrar.