Monday, November 19, 2007

Vox populis- Vox dei.

El poder electoral de K derramo en su esposa el 45 y pico % del electorado, ganando así, contra todos los reclamos por mayoría absoluta según la ultima Constitución, sin tener que recurrir a la diferencia con la segunda, abismal sin lugar a reclamos de presupuestos hechos fraudulentos.

Los estadísticos analistas podrán tener distintas apreciaciones de acuerdo a los indicadores utilizados. Algunos aventuran a hacer el cálculo que votando el 70 %, el 45 % pasa a ser el 30 y pico del 100%. Nosotros desde otra perspectiva podemos calcular que si somos 40 millones y solo votan 20……. Bueno pero solo son di vagancias exotéricas negadoras de la realidad, la única verdad según un pensamiento doctrinario.

No deberían olvidar estos calculadores que en un tiempo atavico no votaban las mujeres que son el 50 % y un poco mas y que en otros tiempos, añorados por unos cuantos, solo lo hacían los de buen nombre y honor. Además en la democracia”the best of the best” del globo, solo votan los que tienen ganas, y esos gobiernos, ejemplares para todos los periféricos son relegitimos, a , y no olvidarse que el ultimo jefe del imperialismo gano dudosamente.

K tiene todo un poquito mas claro que todos, no trata de modificar la evolución de la humanidad, se adapta a los tiempos y al contexto en que le toca actuar, pone en práctica acciones que los demás temen y le va bien, por que en realidad hace simplemente lo contrario a los que hicieron que todas las practicas liberales nos lleven a la profunda crisis del 2001. Paga la deuda externa en contra de todos los sabihondos, y nadie le puede imponer condiciones, el producto bruto crece al 9% a pesar de las previsiones de hecatombe energética, los mismos sabihondos que hicieron entregar el patrimonio (léase YPF), cuando todos los países del mundo luchan para mantenerlos, como dice la Constitución del 49.

En principio K desarrolla un plan keynesiano, fogoneado entre otros por el profesor Tangelson (que pasa inadvertido para muchos), ejecutado por Lavaña, confirmado por el nuevo ministro, Martín Lousteau, luego fomentando un principio de industrialización, con la ayuda de acumulación de reservas, entre otras cosas basada en retenciones a las exportaciones y mejora en la recaudación impositiva. Claro, que descubrimiento, si mejora el consumo interno mejora la recaudación. Queda para los próximos tiempos mejorar la oferta de mano de obra calificada, que se va a ir dando a medida que se mejoren los planes educativos, pero también se va a ir produciendo en la sociedad y especialmente en los jóvenes expectativas de mejoras en la escala social y de esta forma elegir carreras tecnológicas y de ciencias exactas, quien va a estudiar estas en un país que cierra las fabricas y que da el ejemplo de el que no roba es un Gil..

K sabe que: “Por ejemplo, la mayoría de los grandes estados de la historia debieron su existencia a la conquista. Los pueblos conquistadores se establecieron, legal y económicamente, como la clase privilegiada del país conquistado. Se aseguraron para sí mismos el monopolio de la propiedad de la tierra y designaron un sacerdocio de entre sus propias filas. Los sacerdotes, con el control de la educación, hicieron de la división de la sociedad en clases una institución permanente y crearon un sistema de valores por el cual la gente estaba a partir de entonces, en gran medida de forma inconsciente, dirigida en su comportamiento social.”

K entiende que la democracia es un instrumento adaptado al modelo de explotación capitalista, para una forma de control social. En donde los dirigentes son los defensores de los intereses del poder económico, es por eso que elige jóvenes destacados y estudiosos de los problemas, no hijos de, que sirven al poder que representan y de paso sus padres se ahorran una coima.

El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los capitalistas, y en parte porque el desarrollo tecnológico y el aumento de la división del trabajo animan la formación de unidades de producción más grandes a expensas de las más pequeñas. El resultado de este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso en una sociedad organizada políticamente de forma democrática.”

Las clases privilegiadas tienen a sus servicios a los dirigentes políticos y de ese modo controlan el Estado, y principalmente las leyes que los favorecen. Ponen directamente a sus hijos o directamente se postulan ellos, al fin y al cabo le sale mas barato.

“Esto es así porque los miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por los partidos políticos, financiados en gran parte o influidos de otra manera por los capitalistas privados quienes, para todos los propósitos prácticos, separan al electorado de la legislatura. La consecuencia es que los representantes del pueblo de hecho no protegen suficientemente los intereses de los grupos no privilegiados de la población.”

K tiene claro que los ataques vienen de diferentes frentes, pero en especial de la oligarquía, que no admite ser un país libre, ellos quieren seguir entregándose genuflexos al imperialismo, por ejemplo, nosotros sabemos que gran parte de los bonos de la deuda son actualizados en base a los índices de inflación, así que los aumentos de los productos son por esta causa entre otras cosas, pero una cosa es que las mercancías aumenten de precio y otra es que se compren, además cuando bajan no son tenidos en cuenta, y esto se ve muy claramente en las verduras.

Los bancos prestan dinero para comprar porquerías, pero no para instalar empresas para la producción de mercancías con valor agregado, ¿por qué será?

Las pirámide del poder electoral K, en el futuro se basan en un “Pacto Social”, ¿nos suena esto? Los medios tratan de bastardear el acuerdo, minimizándolo a un pacto de precios y salarios. Pero en la mente de K y otos grandes dirigentes peronistas, como el ex presidente Duhalde, es nada mas ni nada menos que el proyecto de un país para las nuevas generaciones, nos suena a “Proyecto Nacional”, unidad latinoamericana

Por ultimo, sacando cuentas, entre los votos de la Presidenta electa, los de Lavaña, Rodríguez Saa y otos, los votos peronistas suman como el 80% del electorado, algo nos debe indicar. La gente presta el voto a una propuesta nacional y popular, se come una mentira como Macri, pero pronto se da cuenta y le quita su apoyo, veremos que pasa con las leyes de trancito, o con las privatizaciones de por ejemplo el Banco Ciudad, o la tranza con los grupos inmobiliarios, anclando en los ministerios del gobierno macrista.

La relación con los medios es exactamente la que se merecen, por que estos representan totalmente el poder imperialista, a nosotros nos da risa la forma de influir en la ciudadanía, pero en verdad nos debería dar miedo o bronca, de todos modos no son difíciles de comprar, tal el caso de Adad y compañía.

“Por otra parte, bajo las condiciones existentes, los capitalistas privados inevitablemente controlan, directa o indirectamente, las fuentes principales de información (prensa, radio, educación). Es así extremadamente difícil, y de hecho en la mayoría de los casos absolutamente imposible, para el ciudadano individual obtener conclusiones objetivas y hacer un uso inteligente de sus derechos políticos”

[1]

Hugo Gramajo



[1] Los párrafos en negrita son del texto escrito por Einstein en 1949

Monday, October 22, 2007

Flickr

This is a test post from flickr, a fancy photo sharing thing.

Tuesday, July 31, 2007


Este artículo fue escrito más o menos hace un año y como todas nuestras cuestiones siempre tienen vigencia. Toma relevancia porque por enésima vez los monstruos fantasmales salen de su guarida y pretenden adueñarse del peronismo, por supuesto pasando por arriba a su único heredero.
Hoy el presidente acusa a ciertos financistas de impulsar la bicicleta financiera, los medios, bien gracias y algunos se burlan, a nosotros se nos representa una mañana de junio del 74, cuando el Presidente nos decía por la cadena que no lo dejaban gobernar, ayer la futura Presidenta, dice en el discurso en España, debemos reafirmar el Modelo de acumulación, pero con atención a lo social, nos sonaba a uno de los tres postulados, entonces quienes son los que se pueden poner el uniforme.
No hay un análisis de ADN para comprobar quienes son , por lo tanto propongo que el que quiera ostentar el escudito, jure cumplir nada mas que con los artículos 38, 39 y 40 de la constitución de 1949
Queridos compañeros hay muy pocas personas con la autoridad del compañero Horacio Casco para opinar sobre el peronismo y su devenir histórico, y no solo por su historia militante o por haber estado tan cerca de nuestro Líder sino porque siempre estuvo del lado de los honestos y eso lo prueba el respeto de un montón de compañeros de lo cual somos testigos. Es uno de los tipos que hay que escuchar para producir el cambio que la sociedad quiere, en especial los jóvenes.
Convoco a todos a leer con atención y a debatir las cuestiones que el plantea. Hay frases que son magistrales y sobre todo una autocrítica de una realidad que a ningún distraído se le puede pasar por alto. Somos parte de un proceso de reciclado constante, negado contenido y con todas las ganas de superarlo. Salvo algunos que por razones de defender privilegios y roscas en proceso de extinción., no escatiman esfuerzos para gatopardear la forma de hacer política.
Que se disfrute.
Hugo Gramajo
LA CRISIS DE LA IDENTIDAD PERONISTA
Se nos murió Perón pero estamos a punto de enterrar al menemismo
Cuando el 1 de Julio de 1974 murió el General Perón pareciera que con el enterramos lo positivo que como peronistas proyectábamos en nuestro líder.
”Peronismo era el de Perón nos encontramos murmurando los nostálgicos”.
Pero lo que es verdad sin dudas es que cuando cerró sus ojos, se acabó la posibilidad de acceder a sus respuestas.
De nada vale recitar las Veinte Verdades, El Proyecto Nacional o repetir sus citas. La realidad ya no es la misma, han pasado 24 años y desde entonces estamos sin “oráculo”.
No tenemos un camino marcado, aunque algunos dicen (en forma peyorativa), que lo único que nos define es la lucha por el poder, por el poder mismo, cosa que no compartimos. Lo que si creemos es que el poder plantea la necesidad de resolver los nuevos problemas que nos presenta el hoy y el peronismo tiene un cacho grande de poder. Pero en esta realidad estamos montados sobre los aciertos y errores del pasado que conforma nuestra historia y nos da identidad. En ese pasado de lucha, que nos muestra como canal por donde pasa lo social y lo nacional, esta la respuesta del porque transitamos el camino de la conquista del poder, ese poder que el peronismo puso siempre al servicio de la gente.
No hay crisis d identidad en la clase de los privilegiados que asumen su condición de representantes del imperialismo norteamericano y los capitales extranjeros(¡¡¡que viejo que suena esto¡¡¡ ¿pero es o no es verdad?. ¿O debemos llamarlo nuevo orden mundial?).
Más allá de los vaivenes de la historia, la identidad de esta clase se reconoce a través del tiempo y esta poblada de rasgos característicos. Desprecio por la voluntad de las mayorías, generadoras de deuda externa (desde el empréstito de la Barinng Brothers), represoras del pueblo (la fusiladora), serviles de sus socios extranjeros, cada calificativo puede ser fundamentado por infinidad de datos que los identifican.
Siempre pesaron en el poder para constituirse en los beneficiarios de todos los gobiernos. El peronismo por el contrario era el espacio desde donde se los resistía masivamente.
Lo llamativo de hoy y que conmueve nuestra identidad es sin dudas que desde que desde un gobierno peronista se ejecutan políticas a su servicio.
Ya nada nos asombra, ni que se vendan las empresas del estado, ni que se pierdan conquistas sociales, ni nada. “La globalización nos decimos”. Pero internamente entendemos que como peronistas, no nacimos para hacernos cargo de la tarea sucia (que a lo mejor sin otra posibilidad alguien tenia que hacer), para mantener en marcha el País, que iba a los caños de la mano de Alfonsin.
Por eso en todos lados encuentro la misma pregunta, ¿Qué es ser peronista hoy entonces?, o ¿existe todavía el peronismo, mas allá del nombre?.
Siendo sinceros podemos decir que ese rol que nos adjudican hoy para cumplir en la globalización, no es el que nos identifica como peronistas y no tenemos ganas de asumirlo “in eternum”. Es por eso que ahora vamos a enterrar al menemismo (la cara mas liberal, el polo mas opuesto a lo social que jamás tuvimos), que llegamos a pensar que nos iba a enterrar a los peronistas. Pero hay un largo camino para andar. Hay que volver a definir que es peronismo hoy y hacia donde vamos.
Buscando una definición de que es peronismo
Podríamos decir que el peronismo es mas que una ideología, es una cultura, todo lo groncho, los negro, el hincha de Boca, el asado o los ravioles del domingo, decía un compañero. También un “sentimiento y una forma de vida.
Su pensamiento tiene como pilares, la soberanía política, la independencia económica y la justicia social.
En realidad esos conceptos pueden resumirse en dos – me aclaraba el mismo- ya que soberanía política implica independencia económica. “Es mas – decía- la bandera que identifica mas claramente al peronismo, es la justicia social, mal que nos pese a los nacionalistas, que como yo privilegiamos la soberanía nacional, por eso puede llegar a resignar las empresas del estado, pero no puede sostener una política con índices de desempleo de dos cifras por mucho mas tiempo”.
Siguiendo ese razonamiento podríamos decir que la globalización como fenómeno mundial empujo al peronismo a realizar concesiones para sobrevivir pero no tanto como para cambiar de calidad. Podemos decir que estamos inmersos en un proceso de transformación y aunque en muchos aspectos orillamos algunos limites, ese proceso de transformación no termino y no nos deja conformes. Los peronistas somos (como me decía este compañero que decía Borges, “incorregibles”). Nos miramos al espejo y por más que no tengamos más remedio que ponernos la pilcha que se vende en el mundo, la de la globalización, nos sentimos disfrazados y volvemos a caer en la tentación de ponernos la pilcha que nos gusta, con la que nos sentimos “nosotros”:
Trabajar para el partido o para el movimiento
Los peronistas pueden decidir moverse (y de hecho la gran mayoría lo hace), en un espacio mas amplio que las Unidades Básicas, cumpliendo otros roles que nada tiene que ver con llenar fichas de afiliación, ni hacer carrera partidaria. Un peronista por el hecho de considerarse tal, tiene permitido disentir e incluso oponerse a Menem Palito a Duhalde o a Montoto (al del dicho y hasta al abogado de Firmenich), e incluso a todos juntos sin perder su calidad de tal, cosa prácticamente imposible en el PJ a riesgo que lo echen a uno.
A un peronista hoy lo pueden echar del PJ, pero nadie puede echarlo del movimiento. Cuando se pretende reducir al peronismo al PJ es para “domesticarlo”. De esta “estructura” partidaria sale la conducción post-Perón. Del movimiento surge la fuerza en donde se puede apoyar el cambio.
Al movimiento podríamos definirlo como una organización de límites difusos, que aglutina a unas cuantas entre las que se encuentra el Partido Justicialista. El movimiento contiene al PJ y hay peronistas dentro del PJ y fuera de el.
Como peronistas hay derechos indiscutidos, entre ellos uno de los más fuertes es el de pertenencia que se vive como algo natural.
-Recuerde en la película Gatica (me decía este compañero), cuando dice, “si yo nunca me metí en política, si yo siempre fui peronista.
El peronismo como partido algunos lo quieren hacer funcionar (me da la impresión), como una empresa mas del mercado, aceitada y ágil, con una racionalidad económica en relación a las políticas que implementa y en cuanto a las relaciones internas de la organización. No quieren que su motor sea una militancia (que no es que no exista sino que esta atomizada), que pueda debatir ideas y cuestionar políticas, sino de operadores políticos rentados, que responden a “sus jefes”.
Pero el peronismo es demasiado grande para encerrarlo en un partido.
La identidad del movimiento es la que expresa la identidad peronista, se materializa a través de su propia estructura (que es la forma que asume una organización en un aquí y ahora concreto), que junta a todas las organizaciones peronistas y a todo lo desorganizado que conforma sus capacidades existentes y que son potencialmente fuerzas para el cambio, que permitirán plantearse propósitos que excedan los sostenidos solo desde el PJ.
Por ese lado parece que se empieza a rumbear. Duhalde lo olfatea cuando pretende incluir a la juventud que según juzga el con acierto esta afuera (¿con que la vamos a atraer –dijo- con la ideología de mercado?). Vuelve a plantear la muerte del modelo, fundamentándola (y esto es lo importante), en que sirve solo a un 20% de beneficiarios.
El movimiento debe buscar organizar todo ese poder inmenso con una racionalidad propia la de la solidaridad en beneficio del conjunto.
“Que asco le queda el traje a Saúl”, comentaba un compañero, “No tuvo otra, el estaba para otra cosa, pero no había espacio, se achico el movimiento, nos mató la globalización, ¿te acordas como era antes?
Como era la estructura del movimiento en la década del 70 y como es hoy
Retomamos, el Movimiento Nacional Peronista es a lo largo de su historia ante todo una organización que nuclea a otras, como el PJ, organizaciones sindicales, barriales, mutuales, etc. Conducir este conglomerado de fuerzas resultó siempre una tarea muy compleja, por la dificultad de hacer coincidir en una estrategia común los diferentes intereses en juego de todas esas orgánicas.
Ya el propio Perón, único conductor indiscutido por muchos años tuvo que soportar el estallido de la contradicción mas importante en la historia del peronismo, la escisión de los Montoneros y la declaración de una guerra interna que imposibilitó el desarrollo de un proyecto nacional, cuyas consecuencias aun hoy estamos pagando como nación.
En una charla con un compañero estaba enumerando todas las organizaciones que Perón decía que conformaban el movimiento en la década del 70 para ver en que ha cambiado hoy. En el listado figuraban muchas pero este compañero me aclaraba que toda esta enumeración la hizo para diluir en el montón la importancia de las verdaderas fuerzas, así nadie se agrandaba, pero en realidad las “fuerzas fuerzas”eran, el sindicalismo, el PJ y sus aliados y los Montoneros.
De movida podemos notar que el movimiento hoy carece de la “cuarta rama” (la juventud que Duhalde ve afuera). No es moco de pavo la perdida de miles de cuadros (murtos o quebrados), quemados en una aventura contrarrevolucionaria. Por otro lado vale la pena recordar la sangría de cuadros sindicales en la represión procecista, el desmantelamiento de las comisiones internas secuestradas y asesinadas con la complicidad de las patronales. Estas ausencias pesan a la hora de analizar la actualización doctrinaria forzada por la globalización y hace mas comprensible el por que del giro cerrado hacia el liberalismo. Es decir, el peronismo ha tenido que cambiar parte de su ideología (sistema de ideas y connotaciones que los hombres disponen para orientar mejor su acción), obligado por la globalización que opero (desde el afuera) como lo instituido de manera determinante, no solo para el peronismo, sino para todos los movimientos de contenido social del mundo. Y por otro lado la profundidad de dichos cambios han sido determinados por la debilidad de las fuerzas del movimiento, quitándole capacidad instituyente de sus propios sistemas de valores e ideas.
Es decir que no podemos impedir la globalización pero si fortalecer el movimiento para operar desde nuestra identidad como fuerza instituyente en este esquema.
Si UD. Comprime un resorte- decía este compañero-se achata mientras lo tenga apretado. Al desaparecer o disminuir las fuerzas que ejercen presión, el resorte vuelve a expandirse. No lo rompieron ni cambio de calidad, sigue siendo resorte. Lo mismo pasa con el sindicalismo (que al decir de Perón era la columna vertebral del movimiento).
Debilitado y todo, pero en un contexto social (no solo nacional sino internacional) que lo va a ir avalando cada vez mas como herramienta para defenderse de la exclusión desde la resistencia (hoy ya existe un consenso social para pelear la flexibilización que hace unos años no existía), va expandiéndose nuevamente y teniendo mas peso en el movimiento. Si montándonos en este fenómeno reorganizamos las fuerzas dispersas dentro del movimiento y trabajamos en el terreno de la idea, partiremos desde otras relaciones de poder para ir piloteando nuestro ingreso en la globalización.
La democracia con todas sus imperfecciones, es como un invernadero donde florecen los grupos que expresan lo popular, sin represión esas fuerzas dispersas que tienen muchos intereses comunes van a tender a sumarse. Hay que buscar una línea de convergencia para que todas esas fuerzas que hoy solo son potencia se traduzcan en poder concreto para encarar la globalización con una racionalidad que no sea exclusivamente económica.
La cara cruel de la globalización abre espacios para pensar de otra manera
Nos dijeron que ir contra la globalización era ir contra la historia, y era verdad. Y nos mostraron la cara bonita, aunque nadie nos aclaró que de la mano de las autopistas, shopins, Internet, adelantos tecnológicos, venían también el desempleo y la marginalidad. Pero así como nosotros nos desayunamos del costo de insertarnos con los pantalones en la mano (como diría nuestro Canciller que ha quedado fijado en la reiteración de metáforas de entregar el orto vaya uno a saber por que), los países ricos que los tenían bien puestos parece están comenzando a darse cuenta de que no todas son rosas. Los desposeídos de África migran a Europa. Los de México a EE.UU. la miseria tampoco puede evitar globalizarse. Y la pobreza también trae de la mano el resentimiento y la violencia. ¿Levantaran murallas como en la antigüedad?.
Reflexionaba un compañero.
Pero ni aún así, porque la exclusión y la división entre los que están adentro y afuera de este sistema se manifiesta dentro de las estructuras sociales de las potencias mundiales con EE.UU. a la cabeza. La propia Iglesia (tan poca utópica de las cuestiones mundanas) retoma el tema de la deuda externa planteando la inmoralidad de pretender lo ya cobrado con creses por los acreedores porquen ven esos cambios.
Entonces los países “dominantes”comienzan en base a esta nueva realidad a repensar la modernidad y la globalización. Aprovechemos y repensémosla nosotros también desde el peronismo.
Resumiendo
El peronismo sigue vivo porque aún no hay una fuerza política que exprese mejor que el, el interés de los trabajadores, los más pobres y los excluidos. La globalización lo ha empujado a ir resignando retazos de su ideología en desmedro incluso de los sectores que representa, pero esto debe verse como un proceso que puede (y debe), ser revertido, en la medida que se vayan recontrayendo las fuerzas que componen la orgánica del movimiento. Acá vale poner como ejemplo los dichos de Lech Walessa, “yo mismo me sorprendí cuando solo le daba como presidente a los trabajadores que presionaban. Debe ser parte de la dinámica del poder”. Esto es posible porque la democracia (que implica la ausencia de represión y el respeto de las mayorías populares), favorece el crecimiento y organización de las expresiones de carácter social-popular.
El peronismo como gran laboratorio de las manifestaciones de este carácter, tiene un nuevo desafió en esta época y es el de insertar el país en la globalización pero basado en otra racionalidad que la exclusivamente económica individualista. Y eso implica crear un espacio con fuerza instituyente(es decir que imponga sus valores a la sociedad), basado en otra racionalidad donde se privilegie lo solidario.
Ese espacio es el movimiento al que nada de lo popular le debe ser ajeno. En el fortalecimiento de ese espacio nos debemos concentrar.

Thursday, April 26, 2007



EDITORIAL DE LA REVISTA REDACCIÒN POPULAR


Gran hermano
El control impensado
Abril de 2007
Hace aproximadamente siete décadas, el novelista George Orwell imaginó un horizonte, en el que el poder controlaría totalitariamente a la población por medio de pantallas omnipresentes en cada hogar. El programa que desde la T.V. abierta y el cable arrasa con los índices de audiencia realiza de modo oblicuo las anticipaciones orwellianas, con algunas sensibles y destacables modificaciones con respecto al original.
La trama es archiconocida y se ha desarrollado en muchos países del mnndo. En la Argentina se viene presentando desde el 2001, año que adquiere dimensiones simbólicas por haberse consumado hacia fines del mismo una revuelta que significó el principio del fin para el imperio neoliberal en nuestro país. Pero las audiencias apasionadas con el fenómeno de marras nos confirman en la presunción que la batalla cultural contra el poder dista mucho de haber sido ganada por nuestros pueblos. Decíamos en el primer editorial publicado hace ya un semestre que para las fuerzas dominantes la “principal herramienta- en el complejo proceso de construcción de la dominación- es comunicacional o massmediática, ya que la opresión se funda en la aceptación por parte de las víctimas de su condición subordinada. De allí que se inviertan montañas de dólares en industrias culturales que aparentan ser sólo de entretenimiento; pero que en realidad son un mecanismo ideológico decisivo para la continuidad del proceso de explotación y marginalidad. Persiguen no sólo que pasemos hambre, frío y sed, también debemos estar alegres por esto.”
A tal estrategia le resulta fundacional el modo en que ignotos participantes se encierran en una casa para vivir sus rutinas frente a la cámara. Para el observador ocasional del programa, resalta de modo muy evidente la más que franciscana pobreza en recursos lingüísticos de la que hacen gala los jóvenes concursantes. He aquí una conclusión nada despreciable: la T.V orgánicamente ligada al servicio de los intereses que empobrecen, explotan y marginan al pueblo, necesita presentarle estos modelos de conducta como excluyentes. Eludir la presencia de intelectuales críticos, trabajadores solidarios y cualquier persona con un mínimo de abnegación significa borrarlos de la percepción colectiva. Por acción u omisión, el oportunista o el trepador son presentados como únicos paradadigmas aceptados y la carrera por apropiarse de un premio a cualquier costo como exclusivo modo de desempeñarse en sociedad. Presentar la competencia despiadada de modo casi inevitable constituye un modo perverso de naturalizar los rasgos más salvajes de las sociedades capitalistas.
Por otra parte, como decía un lingüista, las personas expropiadas de la capacidad expresiva, sufren en realidad la perdida de su libertad; entendida en sus aspectos más sustantivos. En efecto, un pueblo sometido a mirar como algunos semejantes compiten por decir vaciedades y mostrar una indiferencia absoluta hacia cuestiones importantes es un conglomerado humano al cual el poder real puede imponerle prácticamente lo que se le antoje.
Otro contenido decisivo del engendro es el hecho que todas las cuestiones que en el programa circulan pertenecen al ámbito privado. No es una maniobra menor: si todo lo que se habla no pertenece en rigor a lo que corresponde llamar espacios públicos, estos desaparecen. Con esta sencilla ceremonia (mágica), el poder escamotea nada menos que la maniobra de borrar de la percepción colectiva nada menos que la historia de la ampliación de la ciudadanía, que- como es sabido- se da y realiza en los espacios públicos.
Hace algunos años, el filósofo italiano Umberto Ecco demostraba como el derechista Silvio Berlusconi, antes de imponerse en una elección, había diseminado los valores (individualistas) de la serie Dallas en la conciencia del pueblo italiano. En rigor, fue esta la precondición cultural para los dos triunfos comiciales del dueño de canales televisivos y otras empresas.
Manejando la agenda, vaciando el lenguaje de los sujetos subalternos, desapareciendo de los debates las cuestiones públicas los resultados son magníficos en términos de dominación. Además, se logra ganar cantidades de dinero fastuosas. Nótese cuanto se puede controlar, sin necesidad de penetrar con un ojo avizor en cada hogar Mientras estos programas sigan concitando la adhesión de vastos sectores, será imperioso redoblar la batalla cultural contra el poder económico, el enemigo del pueblo. En ella, todos los individuos concientes de lo que hemos afirmado deben comprometerse en el cotidiano combate de construir una nueva cultura, actitud necesaria para transformar la sociedad.

Friday, April 06, 2007


Editorial de la revista Redacción Popular www.redaccionpular


Gran hermano

El control impensado

Abril de 2007

Hace aproximadamente siete décadas, el novelista George Orwell imaginó un horizonte, en el que el poder controlaría totalitariamente a la población por medio de pantallas omnipresentes en cada hogar. El programa que desde la T.V. abierta y el cable arrasa con los índices de audiencia realiza de modo oblicuo las anticipaciones orwellianas, con algunas sensibles y destacables modificaciones con respecto al original.

La trama es archiconocida y se ha desarrollado en muchos países del mnndo. En la Argentina se viene presentando desde el 2001, año que adquiere dimensiones simbólicas por haberse consumado hacia fines del mismo una revuelta que significó el principio del fin para el imperio neoliberal en nuestro país. Pero las audiencias apasionadas con el fenómeno de marras nos confirman en la presunción que la batalla cultural contra el poder dista mucho de haber sido ganada por nuestros pueblos. Decíamos en el primer editorial publicado hace ya un semestre que para las fuerzas dominantes la “principal herramienta- en el complejo proceso de construcción de la dominación- es comunicacional o massmediática, ya que la opresión se funda en la aceptación por parte de las víctimas de su condición subordinada. De allí que se inviertan montañas de dólares en industrias culturales que aparentan ser sólo de entretenimiento; pero que en realidad son un mecanismo ideológico decisivo para la continuidad del proceso de explotación y marginalidad. Persiguen no sólo que pasemos hambre, frío y sed, también debemos estar alegres por esto.”

A tal estrategia le resulta fundacional el modo en que ignotos participantes se encierran en una casa para vivir sus rutinas frente a la cámara. Para el observador ocasional del programa, resalta de modo muy evidente la más que franciscana pobreza en recursos lingüísticos de la que hacen gala los jóvenes concursantes. He aquí una conclusión nada despreciable: la T.V orgánicamente ligada al servicio de los intereses que empobrecen, explotan y marginan al pueblo, necesita presentarle estos modelos de conducta como excluyentes. Eludir la presencia de intelectuales críticos, trabajadores solidarios y cualquier persona con un mínimo de abnegación significa borrarlos de la percepción colectiva. Por acción u omisión, el oportunista o el trepador son presentados como únicos paradadigmas aceptados y la carrera por apropiarse de un premio a cualquier costo como exclusivo modo de desempeñarse en sociedad. Presentar la competencia despiadada de modo casi inevitable constituye un modo perverso de naturalizar los rasgos más salvajes de las sociedades capitalistas.

Por otra parte, como decía un lingüista, las personas expropiadas de la capacidad expresiva, sufren en realidad la perdida de su libertad; entendida en sus aspectos más sustantivos. En efecto, un pueblo sometido a mirar como algunos semejantes compiten por decir vaciedades y mostrar una indiferencia absoluta hacia cuestiones importantes es un conglomerado humano al cual el poder real puede imponerle prácticamente lo que se le antoje.

Otro contenido decisivo del engendro es el hecho que todas las cuestiones que en el programa circulan pertenecen al ámbito privado. No es una maniobra menor: si todo lo que se habla no pertenece en rigor a lo que corresponde llamar espacios públicos, estos desaparecen. Con esta sencilla ceremonia (mágica), el poder escamotea nada menos que la maniobra de borrar de la percepción colectiva nada menos que la historia de la ampliación de la ciudadanía, que- como es sabido- se da y realiza en los espacios públicos.

Hace algunos años, el filósofo italiano Umberto Ecco demostraba como el derechista Silvio Berlusconi, antes de imponerse en una elección, había diseminado los valores (individualistas) de la serie Dallas en la conciencia del pueblo italiano. En rigor, fue esta la precondición cultural para los dos triunfos comiciales del dueño de canales televisivos y otras empresas.

Manejando la agenda, vaciando el lenguaje de los sujetos subalternos, desapareciendo de los debates las cuestiones públicas los resultados son magníficos en términos de dominación. Además, se logra ganar cantidades de dinero fastuosas. Nótese cuanto se puede controlar, sin necesidad de penetrar con un ojo avizor en cada hogar Mientras estos programas sigan concitando la adhesión de vastos sectores, será imperioso redoblar la batalla cultural contra el poder económico, el enemigo del pueblo. En ella, todos los individuos concientes de lo que hemos afirmado deben comprometerse en el cotidiano combate de construir una nueva cultura, actitud necesaria para transformar la sociedad.

Sunday, April 01, 2007



Esta es la visiòn de un amigo, que queremos compartir, hay aciertos en sus reflecciones y cosas para debatir, pero son sin lugar a dudas,una parte del pensamiento colectivo. Vienvenidos los que piensan por que de esta manera construiremos una nueva comunidad, organizada y porque no en conjunto con nuestros hermanos de Latinoamerica una nueva civilizaciòn, con la que podamos hacer frente a lo que se viene.
Hugo Gramajo



La guerra de las Malvinas
o cuando la dictadura se suicidó
Por Raúl Isman
Docente. Escritor.
Miembro del Consejo Editorial.
de las Revistas Desafíos y 2010.
Director de la revista
Electrónica Redacción popular.
Bajo un manto de neblina
No las henos de olvidar…
De la marcha oficial
que se escuchaba en los medios
durante el conflicto
Los aniversarios terminados en 0 o en 5 resultan más propicios para recordar- con tristeza o fastuosamente- los acontecimientos que dejaron su impronta en la historia de los pueblos. No podías ser la excepción el recuerdo del desembarco argentino en el archipiélago mentado Falkalnd por los británicos. En las siguientes líneas, escritas originalmente hace un lustro y actualizadas en los esencial, dejaremos sentada nuestra opinión; a contrapelo de las posiciones predominantes. Siempre es bueno recordar como el 2 de abril de 1982, los sufridos habitantes de nuestro país nos desayunamos con una noticia sorprendente: la dictadura militar más entreguista que conoció el país en toda su historia había recuperado las Islas Malvinas, territorio argentino usurpado por los ingleses desde 1833. La noticia- que provocó alegría en los ingenuos y desconfianza en los ciudadanos más críticos- soslayó y sirvió para silenciar muchas cuestiones decisivas: una de ellas fue la feroz represión descargada sobre la marcha que- contra la política económica neoliberal del gobierno procesista y sus secuelas- la C.G .T. había realizado dos días antes. Otra, el deterioro de las condiciones de vida del pueblo, enorme por aquellos días. Por otra parte, a menudo ni siquiera se menciona que la “sorprendente” novedad había sido sugerida y anticipada de modo críptico por algunos diarios desde meses antes.
Para poder comprender adecuadamente lo que ocurría en 1982, es necesario reflexionar sobre las causas de la aventura militar, aventura que costaría gran cantidad de vidas y el abandono de los militares del poder como respuesta necesaria a la derrota humillante frente a las tropas imperialistas, superiores en tecnología, armamento y preparación para el combate. Esta reflexión resulta absolutamente necesaria dado que la debilidad y raquitismo que exhibe la democracia argentina recuperada desde 1983 hunde sus raíces en los tiempos finales de la dictadura genocida.
En distintas circunstancias, como clases y conferencias, interpelados los auditorios con la pregunta de quien comprende mejor el fenómeno de la guerra, si un filósofo o un guerrero, las respuestas se dividen entre la primera o la segunda de las opciones. En realidad, la mayor claridad la aportó el alemán Carl von Clausewitz (1780-1831), quien fue militar y también filósofo. En su célebre tratado De la guerra afirma que...
“La guerra no es otra cosa que una prolongación de la política”. Para decirlo con otras palabras, es la continuación de la política por otros medios. Por ello, comprender la guerra de las Malvinas implica necesariamente captar cuales fueron las direccionalidades políticas que se continuaron por medio de las armas, en la guerra iniciada en el Atlántico Sur.
La dictadura argentina había asumido el poder en 1976, favorecida por la situación de crisis absoluta que se vivía en el país. Esto le dio el consenso necesario para legitimarse. Nunca está de más sostener que ningún gobierno puede sustentarse sin contar con la aceptación- activa o pasiva- de una franja sustancial de la sociedad. Estos sectores- que prestaron su apoyo a los genocidas- no fueron toda la sociedad, ya que alcanzó con reprimir, silenciar y aterrorizar a los más férreamente opositores. Entre quienes alentaron el golpe se destacaban sus principales beneficiarios: los grandes empresarios, el poder económico. Pero también le prestaron aceptación pasiva sectores populares paralizados por la inflación imperante en la época, por la crisis política-institucional y por la violencia irracional de las organizaciones guerrilleras. El imperativo de orden que los militares encarnaban fue lo que les dio la legitimidad, a despecho que tal orden era conquistado por medio de terribles violaciones a los derechos humanos.
Debido a la continua aplicación de una política económica que empobrecía a gran parte del pueblo, el primitivo apoyo con que contaban los militares se había desgastado a lo largo de los ya seis años transcurridos desde el veinticuatro de marzo de 1976. La deuda externa y la desindustrialización habían descapitalizado al país; el desempleo y la pobreza iban en constante aumento con su secuela de marginalidad y achicamiento del mercado interno, la especulación financiera (popularmente llamada la plata dulce) era una práctica constante que socavaba las reservas morales- además de las económicas- de la nación, por citar sólo algunas circunstancias que avalan lo que afirmamos. Por lo tanto, los militares- debilitados también ellos por las diversas crisis que desgarraban a la sociedad y por sus disensos internos- deseaban relegitimarse. Para ello inventan la ridícula aventura de Malvinas, una extraña idea que parecía más adecuada para la imaginación afiebrada de algún novelista influenciado por el realismo fantástico o mágico, tan propio de nuestra América. Es así que una exótica nación del fin del mundo; dirigida por un general borracho (ebrio le habló a una multitud en vísperas de la conflagración), el inefable Leopoldo F. Galtieri que había reemplazado a su colega Viola a fines de 1981, pretendía desafiar al complejo militar más sofisticado del orbe: la O.T .A.N., preparado a su vez para lidiar con la que entonces era la otra superpotencia, la Unión Soviética. La inevitable derrota significó el fin de la dictadura, en una escena que parece calcada de cuando un boxeador tonto se noquea a si mismo haciendo sombra en el gimnasio. Pero en esta derrota, originada en su propia estupidez e incapacidad y no en la movilización popular, se origina gran parte de la debilidad e inconsecuencia de la democracia argentina de estos tiempos.
Sintetizando, la política que lleva a la guerra de las Malvinas- desde el bando de los militares argentinos- es la necesidad de relegitimar a un régimen criminal y desgastado por la continua aplicación de un modelo de pobreza y exclusión en lo político, lo económico y lo social. El objetivo de los genocidas era que la recuperación de un territorio nacional irredento hiciera olvidar a la sociedad las gruesas dificultades que atravesaba por culpa precisamente de las políticas aplicadas por la dictadura.
Por el lado británico, la situación no era muy distinta. Gobernaba desde 1979 la primer ministro conservadora Margaret Thatcher, la dama de hierro, quien no pasaba su mejor momento debido a la resistencia de los sindicatos de trabajadores a su política económica neoliberal. En rigor, fue el primer gobierno en un país central que impuso su orientación nefasta para los sectores subalternos. Poco después la seguiría Ronald Reagan en E.E.U.U. y previamente la había precedido la infame dictadura de Pinochet en el sufrido Chile.
Para Thatcher, la ocasión de ”liberar” territorio “británico” caído en poder de la junta militar argentina- que ella a partir de la invasión pasó a denominar “fascista”- resultaba fundamental para fortalecer su cuestionada acción de gobierno, exaltando el sentimiento nacionalista de su pueblo, en gran parte nostálgico de la época de apogeo del imperio. En síntesis, se trataba de relegitimar también a un gobierno débil y desgastado en este caso por una oposición social muy activa, durante aquella época (fines de 1981 y principios de 1982).
Los observadores de ambos lados- a partir del desencadenamiento del conflicto- pudieron observar, curiosos, extrañas mutaciones. El gobierno militar argentino, en especial Galtieri- que desde fines de 1981 había asumido con la explícita vocación de que la Argentina volviera al mundo occidental- debió arrojarse en brazos de una rara alianza con el movimiento de países del tercer mundo. En una recordada conferencia de países tercermundistas celebrada en La Habana , el ya fallecido canciller de dos dictaduras, Nicanor Costa Méndez, se abrazaba (por cierto, más que azorado) con el mismísimo Fidel Castro, en una extraña parábola de la alineación occidental. En Inglaterra, las cosas no eran muy distintas. Margaret Thatcher denunciaba a la “sangrienta dictadura” que ella misma había avalado poco antes.
Mientras tanto, la prensa lamebotas del proceso la presentaba como un enemigo de la nacionalidad; cuando en ocasión de su triunfo electoral, se había deslumbrado con “la simpatía y el coraje” de la “Dama de hierro”. Un año antes del conflicto, la televisión argentina- absolutamente controlada por el estado genocida- había transmitido (en vivo y en directo y con insoportable tono de boberías) el casamiento del príncipe Carlos y la fallecida princesa Lady Di.
Pero no todo era cuestiones banales o vacías. En ocasión del conflicto se comenzaba a descubrir tardíamente las distintas manifestaciones de la cultura nacional, silenciadas hasta entonces por los medios y ámbitos dirigidos por la dictadura. Los medios de difusión- tanto la T.V. como la radio- redescubrían a artistas hasta entonces reducidos al silencio.
Relatar la derrota argentina es redundante, porqué no podía ser otro el resultado. El ejército argentino era una fuerza preparada para la represión interna y no para la guerra exterior. Además, los militares vieron uno a uno como fracasaban todos sus cálculos políticos. Es preciso recordar que La guerra no es otra cosa que una prolongación de la política. Haremos un somero listado de ellos:
1) No van a venir, les queda muy lejos afirmaba un ridículo comodoro de la fuerza aérea por televisión. El oficial de marras, Juan José Güiraldes, era descendiente del autor de una célebre novela gauchesca.. ¿habrá confundido la guerra inminente con una payada o con una trifulca en una pulpería? Mientras tanto, el gobierno de Margaret Thatcher preparaba una impresionante flota.
2) La conducción militar pensaba que E.E.U.U. iba a ser neutral durante el conflicto, en reconocimiento del “trabajo sucio” realizado por comandos argentinos en Centro América y de otras tareas como las que la dictadura realizó durante el golpe de estado dado en Bolivia, por el general García Meza en 1980. Entre los años 1977 y 1981 gobernó en Estados Unidos el presidente demócrata James Carter, quién afirmó una política de defensa de los derechos humanos que lo llevó a abandonar a las dictaduras sangrientas de centro y Sudamérica. En este contexto, los militares argentinos se postularon para reemplazar el tradicional papel de supergendarme que tradicionalmente había sido propio del “gran país del norte”. Desde 1981, los republicanos tornaron al gobierno y los militares argentinos esperaban recibir la gratitud por haber reemplazado a la “madre patria”. En cambio, el gobierno de Reagan privilegió la alianza estratégica con Gran Bretaña y no le concedió absolutamente nada a los militares, que ya resultaban a sus ojos un puñado de coloridos pero trágicos aventureros: una suerte de wagnerianos ridículos, desprovistos del hálito grandioso de las operas tan al gusto de Adolfo Hitler. La llegada de la flota británica- y la eficaz acción que desplegó, como el hundimiento del Crucero Belgrano- hubiera sido imposible e impensable sin el aporte de información satelital brindada por el coloso del norte.
3) Cuando ya estaba la flota en las cercanías de las islas, el gobierno argentino quiso negociar, pero se encontró con que la primer ministro británica torpedeó la posibilidad de evitar la guerra con el citado hundimiento del crucero General Belgrano.
La desigual batalla es por demás conocida. Poco pudieron hacer los esforzados conscriptos y algunos oficiales valientes y abnegados frente a un ejército profesional, altamente entrenado y equipado con la más moderna tecnología bélica. En realidad, además de las fuerzas británicas, los soldados argentinos debieron enfrentarse con el hambre, el frío y- por sobre todo- contra la brutalidad de gran parte de la oficialidad que se mostró cruel e insensible; convirtiéndose de hecho en enemigos desleales y permanentes. Es sabido que varios soldados fueron estaqueados por la noche, por protestar a causa de la deficiente alimentación. Algunos de los oficiales que realizaron estas deplorables tareas- nunca está demás recordarlo- se postularon o postulan para recibir el voto popular, como Aldo Rico y Mohamed Ali Seineldin. Mientras tanto, la población donaba dinero, joyas, vestidos y comida para las tropas. Varios de estos artículos fueron comercializados en distintos negocios de todo el país. La guerra no se pudo ganar, pero sirvió para que algunos oficiales lucraran con la solidaridad popular. También existió un Fondo Patriótico Malvinas, cuyo rendimiento nunca se realizó públicamente. La causa por este desfalco quedó perdida en algún rincón del Palacio de Tribunales.
Finalizado el conflicto, el informe Rattenbach- una investigación jurídica realizada dentro de los propios sectores militares- dictaminó acerca de las gruesas fallas de conducción que pudieron observarse en las fuerzas armadas argentinas. El informe fue lapidario y recomendó severísmas penas que fueron dictadas por tribunales civiles, cuando ya en democracia, los culpables del desastre fueron juzgados. Posteriormente, el indulto dictado por Menem consagró – una vez más- la atávica impunidad que los ciudadanos amantes de la justicia pretenden superar en el país; para estos crímenes y para muchos otros.
La guerra sirvió también para mensurar la miseria ética e intelectual de gran parte de la dirigencia política argentina. La inmensa mayoría de los políticos se alineó en la aventura militar, concurriendo a izar banderas junto al ejército y avalando prácticamente todo lo actuado por la Junta Militar con relación al conflicto. También los partidos de izquierda quedaron pegados en la “defensa de la patria”, equívoco nombre que recibía la defensa objetiva de la dictadura, independientemente de la voluntad de quienes adherían a estos discursos. Estos partidos no habían digerido adecuadamente una afirmación que antes del conflicto ellos mismos realizaban: “Un territorio no vale más que la vida de las personas que lo habitan”. El colmo del ridículo lo protagonizó el Partido Obrero, que desde su periódico llamaba a los trabajadores a dirigirse a los cuarteles y pedirles armas a las fuerzas armadas para enfrentar a los ingleses. Afortunadamente, los obreros ni leían estas imbecilidades, y si las leían, les hacían caso omiso. De haber puesto en prácticas estas sugerencias, hubieran comprobado hacia que lado apuntaban los fusiles del ejército.
Las posiciones pacifistas sólo fueron defendidas por un puñado de integrantes de diversos organismos defensores de los derechos humanos y por individualidades que poco eco lograban, en el marco de la férrea censura impuesta por la dictadura, contrastada con el ruidoso coro de defensores de la absurda aventura.
Párrafo aparte merece el tratamiento recibido por los combatientes luego de la guerra. Los soldados fueron despedidos hacia las batallas en medio de una sonora parafernalia triunfalista. Producida la derrota, fueron recibidos en silencio, casi con vergüenza. Desde entonces, la sociedad y los sucesivos gobiernos se hacen los tontos frente al problema del reconocimiento y la reinserción de los soldados ex-combatientes en Malvinas. Salvo con el actual, que intentó tímidas medidas paliativas, sólo recibieron palabras, halagos y promesas, pero en efectivo, sólo silencio, abandono, soledad y dolor para mitigar tanto sufrimiento pasado y presente. Casi no existen planes de reinserción laboral, ni acceso preferencial a prestaciones de salud, por citar dos aspectos necesarios y urgentes.
Pero aún así estaban en mejor situación que quienes quedaron en las islas a los que nadie podía devolverle la vida. Estos conscriptos, los que fallecieron y los que sobrevivieron, en su mayoría eran provenientes de las franjas más bajas de la población y merecen el reconocimento de toda la sociedad. Como en E.E.U.U., durante la guerra de Vietnam, sólo los pobres dieron sus hijos al ejército. Los sectores acomodados pagaban para que sus vástagos zafasen de la peligrosa milicia.
Lo único positivo que arrojó el conflicto es que la dictadura criminal debió irse, abriendo paso a la democracia- independientemente de la valoración que hagamos de ella- que hoy goza el pueblo argentino. Pero en la medida que los genocidas debieron irse en estas condiciones, sin sufrir una derrota contundente por parte del pueblo; se gestaron las condiciones de una democracia débil, superficial y procedimental. El poder económico- verdadero causante y beneficiario del criminal plan de gobierno implementado desde 1976- observaba todo el proceso desde bambalinas y sacó las conclusiones del caso: los militares dejaban de ser confiables, era necesario pasar a otra etapa: las democracias restringidas y condicionadas que vivimos en las dos primeras décadas de la restauración institucional.
La guerra de Malvinas fue una radiografía de la sociedad argentina, de sus miedos, sus inconsecuencias, sus límites, sus terrores y de las dificultades- muchas de las cuales aún hoy siguen vigentes- para que el pueblo argentino decida su destino y pueda gozar de la paz, el bienestar y la prosperidad que desea. Un gobierno que alentó la disolución nacional y el empobrecimiento popular- como fue la gavilla de criminales que presidió el país entre 1976 y 1983- no puede ser portaestandarte de ninguna causa justa.
En nuestra impresión, las tareas centrales que tenemos como sociedad son recrea la ciudadanía social para el pueblo y la máxima autonomía para el estado nacional. En este marco, el pueblo argentino debatirá el mejor modo de que las Falkalnd pasen a llamarse Malvinas. Tales nos parecen las conclusiones más significativas para extraer a un cuarto de siglo del desembarco.